Los humanos ocupamos un 1% de la superficie del planeta y la agricultura el 38%, más sólo un 12% es cultivable mientras que más de la mitad es usada para alimentar a los animales, de los cuales 76 billones de ellos mueren cada año para el consumo humano, sin contar las atroces condiciones en que son criados.
La carne y los lácteos proporcionan el 18% de las calorías y el 37% de las proteínas, pero usan el 37% del suelo y el 90% del agua. Con Big Data, informática, la revolución genética y la biotecnología podemos diseñar un sistema de producción alimentaria que sea accesible y saludable.
Científicos interdisciplinarios de todo el mundo piensan resolver la crisis de la estabilidad climática y la resiliencia del ecosistema a través de la reforma del sistema alimentario mundial: Comida saludable sin transgredir los límites del planeta.
Una dieta amistosa con el clima consiste en frutas y vegetales, limitando las proteínas de origen animal. Michael Pollanun, experto en botánica dice: «Come poco y en su mayoría vegetales».
Una investigación de la Universidad Johns Hopkins concluyó que restringir el consumo de carne y leche a una sola vez al día en todo el mundo; reduciría las emisiones en un 60% a nivel global, además del uso de la tierra y reduciría el desperdicio del agua. El mundo está reinventando la hamburguesa, creando la «carne imposible», repensando los cultivos y enfocándose en la disminución del desperdicio de comida, que alcanza el 33% cada año.
Si logramos que la agricultura se realice con energías renovables y usamos la tecnología para reducir las emisiones, mejorar la salud del suelo, reducir los fertilizantes y el desperdicio de la comida, habremos dado un gran aporte a la seguridad alimentaria y una solución sostenible para la humanidad.
Fuente: EAT Lancet /Al Gore 24HoursofReality/Measure What Matters
Jon Doer/Beyond meat.